Este 2025 se celebra el centenario del nacimiento de Ana María Matute (1925–2014), una de las figuras más destacadas de la narrativa española del siglo XX. Su obra, reconocida por su profundidad emocional, su estilo lírico y su capacidad para entrelazar fantasía y realidad, ha dejado una huella imborrable que traspasa generaciones. Con motivo de esta efeméride, es el momento ideal para revisitar sus libros más emblemáticos y acercarse a su universo literario, poblado de infancias heridas, mundos imaginarios y personajes inolvidables.

Una historia personal marcada por el desarraigo
La biografía de Ana María Matute no puede separarse de su obra. Nació en Barcelona en 1925, en el seno de una familia burguesa. Pasó largas temporadas de su infancia en Mansilla de la Sierra (La Rioja), un pueblo que le dejó una huella indeleble y que inspiraría muchos de sus escenarios literarios.
La Guerra Civil estalló cuando tenía 10 años, y ese conflicto marcó profundamente su mirada. «Los niños nunca deberían vivir una guerra», dijo alguna vez. Esa herida —la violencia, el silencio, la ruptura del hogar— es el hilo subterráneo que recorre toda su literatura.
Pero quizá uno de los episodios más duros de su vida personal fue el tener que separarse de su hijo, Juan Pablo, a quien le dedicó gran parte de sus obras infantiles. Tras su divorcio del también escritor Ramón Eugenio de Goicoechea, Ana María Matute perdió la custodia de su único hijo debido a las leyes de la España de aquella época, que daban preferencia legal al padre en casos de separación. Durante más de una década, la escritora apenas pudo verlo, una situación que la sumió en una profunda depresión que la llevaría a alejarse de la escritura durante años.
Ese silencio literario fue también un grito interior, una grieta emocional que, con el tiempo, se transformaría en nuevas palabras y libros. ‘Olvidado Rey Gudú’ (1996), publicada en su madurez, marcó su regreso a la literatura con una fuerza renovada.
«Yo lo he pasado muy mal, pero también muy bien. He vivido muy intensamente el dolor y la felicidad, pero a la literatura grande se entra por el dolor y las lágrimas»
Ana María Matute
Un estilo literario que desafía etiquetas
Ana María Matute fue una narradora que supo construir un universo propio entre la realidad y la fantasía. Aunque muchos la identifican con las novelas de la posguerra española, su voz literaria fue mucho más amplia y compleja. Su estilo fusionaba el simbolismo, el realismo social y la literatura fantástica, y exploraba con sensibilidad temas como la infancia, la soledad, el exilio emocional, la violencia, y el deseo de libertad.
Desde muy joven destacó como narradora: publicó su primera novela con solo 23 años, ‘Los Abel’ (1948), y en 1959 recibió el Premio Nadal por ‘Primera memoria’. Más tarde, con obras como ‘Olvidado Rey Gudú’ (1996), Matute demostró una capacidad inusual para crear mundos mitológicos y medievales cargados de resonancias políticas y emocionales.
Un legado fundamental en la historia literaria española
Matute fue una de las voces más representativas de la llamada «generación de los niños asombrados», un grupo de autores que vivieron la Guerra Civil Española durante su infancia y cuya obra quedó marcada por la mirada inocente, pero profundamente herida, con la que descubrieron la violencia y la crueldad del mundo adulto. Esa mezcla de asombro y desengaño atraviesa muchas de sus páginas y se convierte en una de las claves emocionales de su literatura.
A lo largo de su carrera recibió numerosos galardones como el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1984), el Premio Nacional de las Letras Españolas (2007), y el Premio Cervantes (2010), la distinción más importante de la lengua castellana.
En 1996, Ana María Matute se convirtió en la tercera mujer en ingresar en la Real Academia Española (RAE), una institución históricamente dominada por voces masculinas. Ocupó el sillón K, uno de los más simbólicos y cargados de resonancia literaria, no solo por la letra —que ella misma consideraba mágica, “como de cuento”—, sino por lo que representaba: la entrada definitiva de la imaginación y la narrativa fantástica en el canon académico de las letras españolas.
Releer a Matute: una invitación actual
En un tiempo donde las voces femeninas y los mundos simbólicos tienen un peso renovado en la literatura, Ana María Matute resuena como una precursora de lo que hoy llamamos “realismo mágico emocional”. Fue, en definitiva, una autora que en pleno siglo XX dio voz a los que no la tenían: los niños, los pobres, los que callan, los que sueñan.
La novela ‘Primera memoria’, ha sido recientemente reeditada por Ediciones Destino como punto de partida para conmemorar el centenario del nacimiento de la autora. Este título, que marcó un hito en la narrativa de posguerra, fue elogiado por grandes nombres de la literatura hispanoamericana como Juan Marsé, Enrique Vila-Matas, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar, quienes reconocieron en él una obra de profunda sensibilidad y maestría literaria.
‘Primera memoria’ es, además, la primera entrega de la trilogía ‘Los mercaderes’, que también ha sido reeditada en un único volumen recopilatorio, lo que ofrece una excelente oportunidad para revisitar —o descubrir por primera vez— una de las construcciones narrativas más complejas y conmovedoras de la literatura española contemporánea.
Si quieres adentrarte en el universo literario de Ana María Matute, no sabes por dónde empezar o buscas releer sus obras más representativas, aquí tienes una selección de sus libros más destacados:
1/10 Los Abel (1948)
Una novela intensa y sombría que retrata a una familia marcada por la tensión, el rencor y el desgaste emocional en un contexto que refleja las heridas de la posguerra. Inspirada en la historia bíblica de Adán y Eva, Ana María Matute construye un relato cargado de simbolismo y melancolía, donde pocas vidas logran escapar al clima de angustia y agotamiento que lo envuelve todo.

2/10 Fiesta al noroeste (1953)
Una novela que retrata el regreso de Dingo, un titiritero errante, al pueblo de su infancia, donde un accidente desata una cadena de recuerdos y viejas heridas. A través del enfrentamiento entre Dingo y Juan Medinao, ahora dueño del lugar, Ana María Matute explora las raíces del odio, el poder y la culpa en una comunidad atrapada en su propio pasado.

3/10 Pequeño teatro (1954)
Una novela alegórica que, a través de la mirada de un adolescente desamparado, retrata una pequeña ciudad donde los habitantes, como títeres, se mueven entre la hipocresía, la ambición y la crueldad cotidiana. Con sensibilidad poética y una aguda observación de lo humano, Ana María Matute convierte las miserias individuales en símbolos universales de una sociedad atrapada en su propio teatro de apariencias.

4/10 Los niños tontos (1956)
Una colección de cuentos breves y simbólicos que retratan a niños marginados, incomprendidos o enfrentados a realidades crueles con una sensibilidad profunda y poética. A través de un estilo sencillo pero cargado de emoción, Ana María Matute ofrece una mirada conmovedora y crítica sobre la fragilidad de la infancia y la dureza del mundo adulto.

5/10 Los hijos muertos (1958)
Una novela coral y profundamente trágica que retrata una España desgarrada por la injusticia, el odio y la fatalidad, donde los muertos pesan tanto como los vivos. Con una mirada lúcida y descarnada, Ana María Matute construye un universo en el que la violencia y la desolación son inherentes al ser humano, atrapado en un mundo que parece condenado desde su origen.

6/10 Primera memoria (1959)
Primera parte de la trilogía ‘Los mercaderes’, la novela narra el paso de la infancia a la adolescencia de Matia, una joven que vive con su abuela durante la Guerra Civil en una isla marcada por el silencio, la represión y los conflictos familiares. A través de una prosa íntima y penetrante, Ana María Matute retrata la pérdida de la inocencia en un mundo donde la violencia y la mentira se vuelven parte del paisaje cotidiano.

7/10 La torre vigía (1971)
Una novela que relata en forma autobiográfica la formación de un joven caballero en un mundo medieval lleno de superstición, violencia y misterio. Con un estilo evocador y simbólico, Ana María Matute construye un relato que revisita el espíritu de los libros de caballerías desde una sensibilidad contemporánea.

8/10 Olvidado Rey Gudú (1996)
Una epopeya fantástica que narra el surgimiento y expansión del Reino de Olar, poblado por criaturas mágicas, reyes guerreros y territorios simbólicos marcados por el misterio.
Con una trama rica en personajes y elementos legendarios, Ana María Matute construye un universo mítico donde el poder, el destino y la renuncia a los sentimientos definen el curso de la historia.

9/10 Aranmanoth (2000)
Una novela de tono legendario que narra la historia de un ser mágico, hijo de un hombre y una dama del Reino del Aire, destinado a cumplir un destino trágico junto a la joven Windumanoth. Con un lenguaje poético y evocador, Ana María Matute construye un relato atemporal sobre el amor imposible, el paso del tiempo y la soledad de quienes no encajan en el mundo humano.

10/10 Paraíso inhabitado (2008)
La historia de Adriana, una niña que vive en su mundo interior mientras enfrenta las tensiones y secretos de su familia en un pueblo marcado por la opresión social. Con un estilo delicado y cargado de sensibilidad, Ana María Matute explora la frontera entre la realidad y la imaginación, en una novela que reflexiona sobre el paso de la niñez a la edad adulta como pérdida del paraíso.

Leer a Matute hoy es volver a lo esencial: al asombro, al dolor, a la belleza de una frase que ilumina una verdad silenciosa. Es escuchar a una mujer que escribió cuando no era fácil hacerlo, que imaginó cuando todo pedía resignación, y que convirtió la palabra en refugio, espejo y acto de resistencia.
Este centenario no es solo un recuerdo: es una invitación. A leerla por primera vez o a releerla con nuevos ojos. A descubrir en sus libros no solo una obra maestra de la literatura española, sino un legado vivo, lúcido y radicalmente actual.
Porque, como ella misma escribió, «quien no inventa, no vive».