En 2025 se cumple un siglo del nacimiento de Robert Rauschenberg (1925–2008), el artista que transformó para siempre la idea de lo que el arte podía ser. Pintor, performer, fotógrafo y creador inagotable, su obra fue una explosión de energía, ironía y libertad. Frente al dramatismo del expresionismo abstracto, Rauschenberg propuso otra mirada: más lúdica, más abierta, más conectada con el mundo real. Su arte no buscaba la pureza, sino la mezcla; no el gesto heroico, sino la convivencia entre lo cotidiano y lo poético.
De Texas al mundo: un lenguaje propio
Nacido en Port Arthur (Texas) y formado en la Black Mountain College, un laboratorio de experimentación donde coincidió con figuras como John Cage o Merce Cunningham, Rauschenberg aprendió que el arte no tenía que responder a jerarquías. Ese espíritu interdisciplinar marcaría toda su trayectoria. Desde el principio, entendió la creación como un territorio en el que pintura, objeto, cuerpo y tecnología podían convivir sin fronteras.
Sus célebres Combine Paintings —a medio camino entre pintura, escultura y collage— fueron un punto de inflexión en la historia del arte contemporáneo. En ellas, Rauschenberg incorporaba materiales encontrados, fragmentos de fotografías, telas, madera, y objetos del día a día. El resultado eran superficies vibrantes, llenas de capas, texturas e historias, que parecían capturar el ruido visual y emocional del siglo XX. Con estas obras, el artista no solo rompió con las normas del arte académico, sino que cambió la relación entre el espectador y la obra: ya no se trataba de mirar, sino de entrar en ella.
El arte como juego y experimento

Rauschenberg entendía la creación como una forma de diálogo con el entorno: “Trabajo con lo que me rodea”. Y ese “todo” incluía desde una fotografía recortada de un periódico hasta un neumático usado o un televisor. Su método combinaba intuición, azar y colaboración. Le interesaban los procesos más que los resultados, y la idea de que el arte podía ser tan dinámico como la vida misma.
En los años 60, su trabajo evolucionó hacia nuevos soportes y tecnologías: el uso de la serigrafía le permitió incorporar imágenes de actualidad —astronautas, señales de tráfico, anuncios— en composiciones que mezclaban crítica y fascinación por la cultura de masas. Sin declararse abiertamente parte del pop art, su obra fue una de las principales influencias para artistas como Andy Warhol, Jasper Johns o Claes Oldenburg. Pero Rauschenberg no imitó el mundo de los medios: lo absorbió, lo transformó y lo devolvió como arte.
«La pintura se relaciona tanto con el arte como con la vida, y yo trato de actuar en esa brecha entre los dos»
Robert Rauschenberg
La exposición “Robert Rauschenberg: el uso de las imágenes” en la Fundación Juan March





En Madrid, la cita con el centenario de Robert Rauschenberg está en la Fundación Juan March, que presenta la exposición gratuita “Robert Rauschenberg: el uso de las imágenes” hasta el 18 de enero de 2026. Una muestra que reúne más de un centenar de obras y documentos, y propone un recorrido por la relación del artista con la fotografía, la impresión y la cultura visual de su tiempo.
Lejos de una retrospectiva tradicional, la exposición se organiza en seis secciones temáticas que revelan cómo Rauschenberg entendía la imagen como algo vivo, mutable y en constante diálogo con su entorno. Desde sus primeros experimentos fotográficos en los años cincuenta hasta sus serigrafías icónicas y proyectos internacionales, la muestra despliega un universo visual en el que todo puede convertirse en arte: una fotografía de prensa, una textura, un reflejo, una sombra.
Entre las piezas más destacadas aparecen algunas de sus Combine Paintings, obras de la serie Ruminations (1999) y trabajos vinculados al ambicioso proyecto ROCI (Rauschenberg Overseas Culture Interchange), con el que el artista recorrió el mundo explorando el poder del arte como lenguaje común. La selección se completa con material audiovisual y fotográfico que muestra su proceso creativo y su relación con la tecnología.
El montaje —luminoso, dinámico y limpio— invita a descubrir a Rauschenberg no solo como pionero del arte contemporáneo, sino como un experimentador incansable de la imagen. “Nunca he dejado de ser fotógrafo”, decía, y esa mirada atraviesa toda su obra: una exploración constante sobre cómo capturar, transformar y reinterpretar lo que vemos. En una época saturada de pantallas e imágenes, su obra sigue lanzándonos la misma pregunta: ¿qué vemos realmente cuando miramos?
Info práctica
⁕ Dónde: Fundación Juan March (Calle de Castelló, 77, Madrid)
⁕ Cuándo: del 3 de octubre al 18 de enero de 2026
⁕ Horario: lunes a sábado y festivos de 10:00 a 20:00hs
⁕ Entrada: gratuita